Pisando los escombros de madera y las hojas de zinc que antes formaba sus casas, los moradores de la avenida Ecológica, cerca de la Ciudad Juan Bosch, en Santo Domingo Este, explicaron cómo sin ser notificados les destruyeron a punta de palas y machetes sus casas.
“Está bien que desalojen, pero no somos animales, Dios mío somos humanos, que vengan a avisarnos, que no manden delincuente a robar los trastes. A mí me dejaron sin nada, yo estaba con mis tres hijos durmiendo cuando de repente me entraron a machetazos la casita”, dijo Martina García, una mujer que se encontraba durmiendo en el piso, como sacrificio cristiano cuando la dejaron sin nada.
Asimismo, narró su amarga experiencia Francisco Peralta, quien relató que hoy dormirá a costa de la gentileza de otros.
“Yo me iba a trabajar cuando vinieron esos delincuentes a tumbarnos todos y me dieron en un brazo porque intenté proteger lo mío. Ahora estoy llamando a un amigo a ver si se apiada de mí por dos o tres días, esto es un abuso, somos gente, no vacas ni burros”, dijo el hombre.
Un abogado, quien no quiso dar su nombre, vociferó que el desalojo se llevó a cabo con notificación en mano. Sin embargo, cuando un periodista de este medio preguntó por el documento, el jurista se marchó escoltado por dos policías.
Los ciudadanos que residen en esa zona explicaron que tienen entre 10 a 15 años residiendo en ese lugar, sin haber presenciado una experiencia igual a la vivida la mañana de este viernes.
En medio de las confesiones de los afectados, reporteros de este diario lograron presenciar el momento en el que dos de los encapuchados que derrumbaron las casas se enfrentaron con algunos ciudadanos que residen en la zona desalojada, y con el objetivo de calmar la situación los agentes policiales lanzaron gas lacrimógeno en plena avenida.
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